Esta imagen a la que
Ud. ha vinculado refiere de una obra de 500 toneladas realizada en solitario
desde Agosto de 1990 hasta Abril de 1998. Su nombre: “la casa de
mis abuelos”. Recuerdo un día a medio camino de su gestación haber recibido la visita del simpatiquísimo Arq. Rodolfo Livingston, quien con su natural gracia, viendo todo ese entrevero de paredes curvas y sin las escuadras convencionales - aun su techo estaba ausente – me pregunta: “Francisco...estás seguro que esto cierra”. La gracia de Rodolfo es inolvidable y por ello me gusta recordarlo. Cuando trabajo, el ánimo con que trabajo es mi natural y única
garantía de lo que hago. Me daría muchísimo fastidio
tener que dejar congelada la alegría de las aplicaciones regaladas
de creatividad que a diario recibo, por seguir un plano. Sé proyectar. Pero no debo. Sería mortal para mis auxiliares
espirituales y para mis cimientos, que aspiran que los quiera y reconozca
por la diaria atención que regalan a mis alientos y esfuerzos. Por esa confianza en mis alientos no sentí de Rodolfo sino gracia. Me ha gustado siempre recordar un par de cosas respecto de las voces “arquitecto” y su originaria “arjeticto”. Sin planos ni presupuestos, así construían maravillosos
desconocidos hasta entrados en el siglo X los pequeños templos
románicos que aun valoramos. Arjé tiene en sus morfemas dos claves. La primera “ar” refiere
del estructurar. La misma palabra “arte” refiere de la entidad
con estructura o de la estructura de la entidad. “jé”, en adición, refiere desde su matriz interjeccional, de lo admirable. “Ticto” por su parte, era una de las dos formas con que los griegos en tiempos de Homero llamaban al Trabajo. La otra era “Poieo”. Pero “Ticto” nos trae en su matriz onomatopéyica
la preciosa adición de los sonidos de sus herramientas. Así entonces, por sostener las herramientas afectivas de los
arquitectos primigenios me complazco en ellos. Amor al Huerto |
![]() El caserío de mis abuelos |
"Ocultas tras las
palabras se conservan eternas formas de humana y medular anunciación;
pautas y paradigmas de psíquica significación. En busca de la historia de las palabras (el relato de sus mitos), uno adentra, cual si fuera la primera vez en plena conciencia, la evolución medular de lo anunciado. Etimologías que lucen como terapias diferenciando lo que es profundo y colectivamente inconciente. Una etimología puede potenciando así, relevar las represiones de fantasías sobreracionalizadas, proveyendo nuevos y compensatorios recursos, en sentidos tan profundos como los sueños". David Miller |
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