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e-mail dirigido a mi consuegra que hacia Bulgaria partiera

Querida M. V., después de 22 años de estar muy cerca de mi amiga Odell acompañando un proceso creativo muy rico y tan denso como extenso, sentí un click que me conectó con esta gente  que en pocos años conformara, aunque fugaz,  el imperio más grande de la tierra.

Ya en en el siglo V se habían dado a conocer a través de Atila y sus hunos.
Su ferocidad y la velocidad de sus conquistas no daba lugar a procesos poéticos. Procesos que siempre ayudan a recuperar paraísos perdidos que estos pueblos nómades por sus furibundas prisas no estaban en condiciones de forjar.

 
Tal vez copiando en algo la tipología de sus más regias tiendas de campaña, dejaron huellas bien visibles en cúpulas y mausoleos como el Taj Mahal. Y es de imaginar que fueran artesanos de pueblos conquistados los que se ocupaban de labrar muros en sus arquitecturas.

Por ello no resulta fácil imaginar una impronta plástica que no esté mezclada y aflorando en medio de otras manifestaciones culturales con identidades más o menos confundidas.

Se fundieron sin esfuerzo, más allá de su ferocidad, con religiones e infinidad de culturas.

El comercio nunca como entonces conoció redes tan globales. Avasallando todo de tal manera, que fácil resulta correlacionarlo con nuestras globalizaciones. Y que de haber contado con los medios de comunicación actuales, dificilmente se hubiera extinguido su poder con la fugacidad que le reconocen. Sin embargo, en el inconciente de tantos de los pueblos que contactaron con ellos, tienen que haber dejado en mescolanzas una huella inmemorial.

Y tan extendidas fueron estas mezcolanzas que discernir en ello reclama sensible intuición, esa que muchos llaman "fantasía".
Desde esa fantasía refiero cuando hablo de la identidad de la obra de Odell como descargando erarios de estas etnias perdidas en el tiempo, pero fusionadas con muchísimas culturas.

Dolorosas fusiones que reconocen en adición, orígenes de extrema pobreza. Pero que en la energía, cuando no en los rostros de muchas personas conocidas, a diario afloran.
Fugaces me vienen unos cuantos nobles eskenazis cargando en madurez estas matrices.

Mi amiga, de semblanza germánica, no parece descubrir en su rostro ni en su sangre estas descendencias. Pero uno de sus ancestros ya en la primera mitad del siglo XVII pudiera estar alcanzándonos, a través del vínculo austrohúngaro, sospechas de estas pertenencias que a través de ella hoy afloran. El detalle de estos reconocimientos te lo contaré otro día.

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Lo que hoy me cabe sentir es primario reconocimiento de estas hordas en la obra y en el desarrollo apasionado y tremendamente laborioso de la obra de Odell.

Obra que no habla desde su matriz cultural, sino desde matriz previa a toda cultura. Desde una pobreza infinita que no reconoce soportes visibles otros que su espontaneidad, privacidad, pasionalidad y tremebunda laboriosidad.

 
Por ello, esa relación tremebunda de energía y materia, no apunta a decoración alguna entendida en términos de delikattessen, pero sí a sinceridad bruta. Refugiada en sus tripas como bárbara en los altos del Karakorum, generando calor para espantar cualquier frío.

A ese nivel estaría aflorando esta obra que por ello no reconoce calificados parentescos. Pero que aun así, a muchos les gratificará descubrir algunos entuertos de su identidad, siempre sufridos, reflejados en ella.

Intuído ese vínculo gozarán de una sensibilidad y refinamiento extremos.

"Ojo dulce, mirada repentina, para un mundo estremecido que se tiende inefable más allá de su misma apariencia", nos recuerda Vicente Aleixandre. "¡No crueles, dichosos!"

Bulgaría es uno de esos lugares; que no diría “poseídos”, sino “cohabitados” en complicadas armonías, por estas “hordas de oro” desde tiempos y heridas remotísimos.

A lo mejor tus abuelos te guian en estos estímulos y fantasías, que ya quisiera verte montada en ellos sacando a relucir la mayor libertad y sinceridad creativa, que siempre parece en Ti, gozar de estar bien encendida.

Bulgaria no es París, ni Shanghai, ni Madrid. Ya me contarás algún día en tus obras, qué pudiera ser para Ti. 

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Odell mostrará estas nuevas obras que Tú no imaginas, en Octubre, en Palatina.
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Tu consuegro

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